España históricamente se caracterizó por ser un país de emigrantes y no de inmigrantes; la relación se ha invertido en épocas recientes, y ha generado en amplios sectores sociales y gubernamentales un interés especial por el tema. Este estudio analiza los compromisos asumidos internacionalmente por España y el posible condicionamiento que estos generen en la política de inmigración española. Para ello la autora analiza la situación de competencia en la que están inmersos los países europeos, los actos jurídicos realizados en el ámbito comunitario europeo y aquellos otros realizados en el ámbito español.